domingo, 25 de marzo de 2012

Parque Nacional de Doñana

Hoy íbamos a conocer uno de los lugares mas interesantes de la zona de nuestra residencia: el Parque Nacional y el Parque Natural de Doñana, gran espacio natural protegido que rodea por todos lados a Matalascañas, puesto que este pueblo turístico está construido en terrenos que fueron del parque.

Era una excursión de medio día, así que aprovechamos la mañana para pasear de nuevo por el largo paseo marítimo de Matalascañas, escogiendo la otra mano que el día anterior, es decir en dirección a Cádiz. El paseo es tan largo que no llegamos al final. Tiene partes mas anchas y mejores que otras. Las construcciones también son dispares, desde apartamentos de poca altura, bien retranqueados del paseo, como bloques mas próximos al mismo, que lo afean considerablemente.

El sol lucía sin ninguna nube, y todo el cielo resplandecía con la luz propia de estas latitudes, que no he visto en ningún otro sitio.

Después de comer salimos hacia Doñana, utilizando para visitar el parque unos microbuses todoterreno, ya que la mayor parte del trayecto se realiza por la arena. Primero por la propia playa, de la que recorrimos unos seis km., después por las dunas y el parque.

El coche daba unos tremendos saltos; subía y bajaba por la arena, pero todo eso valió la pena.

Doñana, está situado en la desembocadura del río Guadalquivir, se extiende por las provincias de Sevilla, Cádiz y Huelva, que es en la que tiene mas extensión. Creado como Parque Nacional en 1.969, está rodeado, a su vez, por el Parque Natural (pre-parque) creado en 1.989 y ampliado en 1.997, para aumentar la protección, comprendiendo en total, cerca 105.000 ha.

La mayor parte de su territorio es de origen fluvial, pero el mar también tiene protagonismo en su formación, estando influenciado por el Océano Atlántico y aunque, un poco mas lejano, por el mar Mediterraneo.

La variedad de sus ecosistemas, que veremos mas tarde, y los cambios climáticos de las estaciones, hacen que tenga una enorme biodiversidad.

Es un gran espacio natural, con una amplia extensión de marismas, donde hivernan numerosas especies de aves acuáticas, que pueden llegar a los 200.000 individuos, de mas de 300 especies.

Su nombre proviene de la duquesa doña Ana Gómez de Silva y Mendoza, esposa de don Alonso Pérez de Guzmán, VII Duque de Medina Sidonia, familia que fue propietaria de mas de la extensión de la provincia de Huelva, durante mas de 300 años.

El gran territorio fue destinado, sobre todo, a la caza, para la cual se introdujeron algunas especies no autóctonas, como el gamo, y se construyo un palacio o pabellón de caza, "Las Marismillas".

Tanto fue el uso cinegético que dio la casa de Medina-Sidonia al parque, que la primera estrofa de la Fabula de Polifemo y Galatea, que el gran poeta del Siglo de Oro Góngora, dedico al conde de Niebla, le pide que interrumpa esta actividad para escuchar sus versos.

Huésped ilustre del Coto fue el rey Felipe IV, que participo durante días, acompañado de una gran corte, en cacerías y banquetes, a cuenta del IX duque de Medina Sidonia, don Gaspar Pérez de Guzmán.

Otro huésped ilustre fue el gran pintor Francisco de Goya, invitado por la Duquesa de Alba, doña Cayetana de Silva, esposa del XV Duque de Medina Sidonia, don José Alvarez de Toledo, su mecenas. Durante su estancia compuso el Álbum de Sanlucar, una colección de dibujos, y realizo, al parecer, la maja vestida y la maja desnuda.

Mas visitantes, entre cazadores y naturalistas se interesaron por el parque, dándolo a conocer en Europa, y haciendo ver la necesidad de su conservación y estudio.

En 1.900, el XIX Duque de Medina-Sidonia, don José Alvarez de Toledo y Caro, se convirtió en el último duque propietario de Doñana, al vender la finca, que estaba en completo abandono y ruina, al industrial don Guillermo Garvey, el cual, con una excelente gestión, la doto de nuevo del esplendor que hoy conocemos.

Después de diversos avatares y dueños, fue declarada Parque Nacional en 1.969 y preservada, desde entonces, de aventuras inmobiliarias y turísticas que hubieran acabado con este espacio natural privilegiado y único en Europa.

Doñana cuenta con cinco ecosistemas diferentes.

  1. Playa
  2. Dunas
  3. Marismas
  4. Ver
  5. Bosques

Fue declarado Patrimonio de la Humanidad, por la Unesco en 1.994.

Veamos ahora, uno por uno, algo estos ecosistemas.

Una vez en el minibus todoterreno, recorrimos el primero de los ecosistemas, la playa, por la que circulamos durante unos seis km, de los treinta que tiene la playa del parque, con el brillante sol sobre el agua, por la derecha y las dunas vírgenes por la izquierda.

Todavía hay unos cuantos habitantes en el recinto del parque. Gente que vivía allí antes de ser declarado espacio protegido. Muchos se han ido marchando, a lo largo de los años, pero todavía quedan alrededor de media docena de familias. Tuvimos ocasión de ver alguna de sus viviendas, con aspecto de chabola, pero con antenas parabólicas y placas solares.

Pueden vivir allí todo el tiempo que deseen, pero tienen prohibido aumentar o reparar cualquier parte de la vivienda con obra de mampostería, lo cual contribuye al aspecto desastrado. Su medio de vida es el marisqueo, y en menor medida la pesca.

Pasamos cerca de otra torre defensiva, de siglos pasados, como las que hay de trecho en trecho por toda la costa, bien alta, pues no se vio afectada del derrumbe que provoco la caída de la torre de Matalascañas, durante el terremoto de Lisboa, de 1.755.

El todoterreno giro, después, para adentrarse en las dunas.

Este ecosistema es el que mas me intereso y fascino, ya que no sabia practicamente nada del sistema dunar.

Las dunas ocupan un amplio territorio en Doñana. Son acumulaciones de arena fina, generadas y regidas por el viento del suroeste, que sopla casi constantemente en el litoral de Doñana.

Cuando el viento tiene, como es el caso, una dirección dominante la duna adquiere forma de C, con la parte convexa en contra del viento, y movidas por él van avanzando, en lo que se llama Trenes de dunas, cambiando el paisaje y provocando el enterramiento de los arboles, sobre todo pinos, y matorrales, que crecen en las partes bajas y huecas que dejan las dunas, en lo que llaman corrales, y que acaban muertos. Este es uno de los fenómenos mas característicos de la zona de playa del parque.

Estas dunas se llaman moviles, en contraposición con las dunas que han quedado fijadas por arboles, generalmente pinos, que les impiden moverse, y que se llaman dunas fosiles.

Bajamos del bus en medio de las dunas, que son un gran espectáculo, por sus formas y colores.

Los corrales de pinos y matorrales estaban preciosos y... tan verdes; parece mentira que la arena pueda con ellos, tal se diría que esta viva.

Seguimos recorriendo el parque, hasta llegar a las marismas.

Aquí no tuvimos suerte pues por la larga sequía, que se ha prolongado durante todo el invierno, las marismas estaban casi secas, o al menos, aparentemente. Por lo tanto, además de que el paisaje era desolador, había pocas aves acuáticas a la vista, algunos patos, en algunos pequeños charcos y algunos flamencos a lo lejos.

Estas son ejemplo de lo que hay en las marismas, cuando están llenas de agua.

Atravesamos también varios bosques de pinos. En un claro de uno de ellos está el pabellón, llamado palacio de Las Marismillas,

que no es particularmente bonito. El otro palacio, el Acebrón, que no vimos, está en la zona del parque que no se visita, dedicada al estudio y conservación de este espacio natural.

Mientras transitábamos por los bosques y prados vimos algunos ejemplares de la fauna del parque, sobre todo gamos y algún ciervo y jabalí.

Tampoco tuvimos suerte con uno de los animales emblemáticos del parque: el lince ibérico. Este precioso felino autóctono, especie protegida por hallarse en peligro de extinción, es difícil de ver, según nos dijo el guía, y eso fue lo que paso, no lo vimos.

Para que se vea la belleza de este felino, pongo estas fotos que por supuesto, no son mías. ¿A que parece como si se hubiera maquillado para una fiesta de disfraces?

Tampoco nos fue dado ver al otro "habitante" emblemático de Doñana, todavía mas difícil de avistar que el lince: al águila imperial.

Hay también en el parque una cierta cantidad de animales domésticos, sobre todo caballos y vacas, que pastan allí a sus anchas, en una casi libertad. Digo casi, pues tienen dueño, que los controla.


En el Parque hay también una gran variedad en la flora, dada su gran biodiversidad. Muchas de ellas no son autóctonas, como p. e. los pinos. El pino piñonero, especie muy abundante en el parque, fue traído aquí para fijar el suelo, en el s. XIX y es hoy día un elemento importante del paisaje. Como especies autóctonas estaban las sabinas y el enebro, que hoy día son pequeños matorrales minoritarios.

Hay bastantes eucaliptos, que están siendo eliminados, y adelfas, destinadas, también, a desaparecer. Nos contaron que las adelfas fueron plantadas, como planta decorativa, por los duques de Medina- Sidonia, para conseguir arbustos con flores, en las ocasiones en que venían a cazar los reyes y su corte.

Por el bosque hay señalados unos senderos, que son utilizados una vez al año, por las Hermandades de la Virgen del Rocío, que vienen de Cádiz y de Sevilla, atravesándolo, para asistir a la Romería del Rocío, en la que se concentran en la Aldea del Rocío, en el municipio de Almonte, mas de un millón de personas, durante la celebración, cincuenta días después de la Pascua de Resurrección, el día de Pentecostés. Por esos senderos transitan las carretas cargadas de romeros, ataviados con trajes regionales, y también gran cantidad de gente a caballo, en carreta y andando.
                                                       

Gran fiesta tradicional y popular, que no deja de ser un atentado ecológico, por los destrozos que supone para el parque y la gran cantidad de basura que se acumula esos días.

Por último llegamos hasta el final del parque en la ribera del río Guadalquivir. Enfrente teníamos la provincia de Cádiz. Se podía ver la gran anchura del río y Sanlucar de Barrameda.

En esta parte se encuentra el Poblado de La Plancha, construido como se cree que fue en tiempos de los últimos pobladores antiguos de Doñana "gentes arcaicas, dotadas de inmemorial sabiduría para dominar la naturaleza", como las describe el escritor Caballero Bonald.

El poblado de chozas, se halla en un bosquecillo de pinos que han tomado formas curiosas debido al viento de la zona.

Volvimos a Matalascañas por la playa, en una carrera fantástica del todoterreno, que parecía, no un vehículo terrestre, sino acuático pues iba dentro de la ola de la orilla, de tal manera que el agua salpicaba con frecuencia en el parabrisas.

Nuestra ultima parada fue en el centro de Interpretación del Acebuche, que esta muy bien montado, pero que no nos fue de demasiada información.

Con el paseo por el interior del parque habíamos quedado mejor informados que de cualquier otra manera.

2 comentarios:

  1. ¡Ay qué envidia! ¡Qué bonitas son las dunas! Yo me fui hasta el nordeste de Brasil a ver las que allí hay. ¡Me encantan!

    Menos mal que a Felipe Glez. le pararon los pies (no sé quién, ahora no me acuerdo, la verdad) y no consiguió venderles el parque a los alemanes, que querían llenarlo de casitas y quedárselo para sus jubilados, que no son pocos.

    No me extraña que no vierais a los linces. Hablo de memoria, pero me parece recordar que son animales nocturnos.

    Besos

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  2. Si, como ya digo, las dunas y su sistema me fascinaron; deconocia todo sobre su formación, desarrollo y poder.

    En cuanto al lince, no he encontrado nada sobre sus costumbres nocturnas. En todo caso un conocido que iba en nuestra excursión y que hizo la visita otro dia, tuvo la suerte de verlo, y me ha mandado dos fotos para que me lo crea. El guía les dijo que hacía seis meses que no veia ninguno, asi que fijate ¡que suerte!

    Besitos

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