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miércoles, 29 de octubre de 2014

Último día en Fuerteventura, Peninsula de Jandía, despedida y ferry

                                           

Hoy terminabamos nuestra estancia en Fuerteventura, pero ya que el ferry de vuelta a Tenerife salia a las cuatro, teníamos una estupenda mañana que aprovechar.

Así que nos dirigimos a la Península de Jandía, la parte mas al sur de toda la isla, de 200 km2 de extensión, de los cuales 144 forman el Parque Natural de Jandía, que pertenece al municipio de Pájara.

Desde un punto de vista geológico, en su remoto origen, Fuerteventura estaba formada por dos islas, en las cuales había tres volcanes, dos de los cuales, que estaban próximos se juntaron, pero el volcán de Jandía estaba mas distante y quedo aislado como isla.

 Durante las erupciones volcánicas de los tres, las islas de Jandía y de Fuerteventura se juntaron, para convertirse en la isla actual, formando el istmo de unión de 6 km, separado en tiempos prehistóricos por La Pared, muralla construida por los dos reinos enemigos, que constituían políticamente la población aborigen.

La última erupción del volcán de Jandía fue tan violenta, que parte del mismo se derrumbo, deslizándose hacia el mar, donde está sumergido, y quedo convertido en la media luna que es actualmente la Península de Jandía, cuya composición mineral es diferente de la de los demás volcanes de la isla.

Como sabemos por haber recorrido alguna de sus playas de Sotavento, estas se encuentran entre las mejores del mundo, tanto por su fina arena, como por su gran tamaño, como por su excelente clima durante todo el año.

La Península de Jandía tiene un gran interés paisajístico y geomorfológico, ya que se trata de uno de los entornos naturales mejor conservados de Fuerteventura.

Inmensas playas vírgenes, y, por encima, el macizo volcánico mas antiguo, donde se encuentran las mas altas cumbres de la isla, entre las que destaca el Pico de la Zarza, el mas alto de la isla con 807 m. de altura sobre el nivel del mar

En los días claros se pude ver desde allí la isla de Gran Canaria.

Ahora desde Morro Jable emprendimos una subida, con la idea de ver el otro lado de la Península, las playas de Barlovento, mucho mas salvajes y de difícil acceso, que las que conocíamos de Sotavento, lo que las hace no aptas para el turismo.

La carretera asfaltada pronto se convierte en una pista, al principio mas o menos recta, pero luego, con subidas y curvas continuas;
                                                                     

es aconsejable hacerlo en un coche todoterreno, aunque este no era nuestro caso, ya que disponíamos solamente de  un coche corriente, de tal manera que al llegar al punto mas alto, desde el que se inicia el descenso al norte de la península, desistimos de seguir y nos conformamos con la magnifica vista de la costa, llamada Paya de Cofete, una maravillosa playa, aparentemente virgen, resguardada por sus condiciones naturales del turismo.
                                                                                     

En lo alto se encuentra el Mirador Degollada Agua Oveja, desde donde hay una visión impresionante de la playa de Cofete, de cerca de veinte km de largo.

 El viento soplaba tan fuerte, que temíamos que nos tirara al suelo, así que tras contemplar las maravillas del lugar, dimos media vuelta y bajamos por la pista.

Todo lo que nos rodeaba era extremadamente árido, con  su propia belleza.
                                                                                     

Ya abajo dimos un paseo hasta acercarnos al otro lado de la costa, donde también hay playas, pero no llegamos hasta ellas.

Por allí había varios burros, que nos miraban con la resignación propia de su condición; no se que utilidad tienen, porque ninguno estaba "trabajando".
                                                                   

Una vez vueltos a Morro Jable, nos dirigimos al muelle, donde en un café tomamos algo de comer, mientras llegaba el momento de embarcar. Nos esperaban la seis horas de navegación, con parada en Las Palmas de Gran Canaria, como a la ida.

El viaje fue agradable; llegamos ya de noche a Santa Cruz de Tenerife, a descansar de días tan aprovechados y tan bonitos

miércoles, 22 de octubre de 2014

5º día en Fuerteventura. Playas de Jandía. Playa del Risco.Tarajalejo

                                                                     

Tras el intenso día de ayer, tanto desde el disfrute de la Naturaleza en Isla de Lobos como en la parte histórica y cultural de Fuerteventura, cuando visitamos La Oliva, optamos por otro de los grandes atractivos de Fuerteventura: otra de las Playas de Jandía, la Playa del Risco del Paso, continuación de la ya visitada Playa de la Barca.
                                                                         

Esta gran playa, de aproximadamente 700 m, es una de las mas bonitas de toda la isla, con su gran arenal, sus barras de arena que forman lagos, el mar cristalino, sus plantas halófilas que soportan la salinidad del agua de mar, y el entorno de montañas redondeadas por la erosión y cubiertas de arena, como si de un  glaseado se tratara.
                                                                   

Es mas accesible en coche, pues se puede aparcar bastante cerca del arenal, y sin desnivel.

Aunque suele soplar un viento fuerte tuvimos mucha suerte pues no había mas que una ligera brisa, igual que cuando estuvimos en su vecina playa de la Barca.

Pasear y bañarse allí es una autentica delicia, pues el agua está a la temperatura adecuada, no tan caliente como en la costa levantina, ni tan fría como en el Mar Cantábrico.

Así que después de un buen paseo tomamos un prolongado baño; el mar estaba casi en calma y se podía nadar.

Como en la otra playa de Sotavento que ya habíamos disfrutado, parte de la tercera edad sobre todo alemana se paseaba desnuda a todo lo largo de la playa. No es un  espectáculo agradable, pero.... si ellos disfrutan.

La tarde la destinamos a otro paseo en el cercano pueblo de Tarajalejo, también del municipio de Tiuneje, otro de los núcleos urbanos nacido y crecido con el turismo.
                                                                             

Después de la construcción enfrente de la playa de un confortable hotel, en 2.007 Tarajalejo ha crecido en importancia y categoría.

En esa parte de la costa de Fuerteventura las playas, en pequeñas bahías como sucede en Gran Tarajal y otras, son de arena negra y protegidas por montañas que ayudan a conservar el buen tiempo. no son tan esplendidas, ni bellas, como las de las de Jandía, pero tienen, en cambio el encanto de estar en un pueblo, con los servicios que este ofrece, bares, restaurantes, comercios, que no hay en las playas salvajes.

Paseamos por su bonito paseo marítimo,
                                                                                       

 mientras el ocaso iluminaba con su dorada luz el entorno,
                                                                             

para después regresar a nuestra base en Costa Calma.

miércoles, 8 de octubre de 2014

4º día en Fuerteventura: Isla de Lobos.Villaverde.La Oliva


En el día cuarto de nuestra estancia en Fuerteventura atravesamos la isla casi de punta a punta, pues queríamos ir al N, a Corralejo, para llegar, desde allí, a la Isla de Lobos.

Es muy interesante atravesar la isla, que tiene buenas carreteras sin curvas, ni apenas subidas y bajadas, pues es una manera de ver su impactante geología, su antiguos volcanes, grandes a lo lejos y pequeños mas cerca y el Malpaís, conjunto de lavas, que ocupa la gran llanura central, producido en las últimas erupciones sucedidas en la isla, protegido y declarado Monumento Natural del Malpaís de la Arena.
                                                                                 

Este Malpaís es un espacio que ocupa mas de 3.250 ha, de gran singularidad y belleza, con sus lavas de negro intenso y otros diferentes colores, con sus volcanes  en los que se reconocen los conos, embudos de explosión, hornitos y tubos volcánicos en muy buen estado de conservación hasta nuestros días, pero amenazados actualmente por una excesiva extracción de picón.

Seguimos circulando por esa carretera que atraviesa la isla de norte a sur, observando numerosos núcleos turísticos, que por estar en el centro, creo que serán mas cómodas residencias, para el visitante que no quiere quedarse en la playa, solamente.

Por fin llegamos a Corralejo, donde no paramos, y tengo que decir con cierta pena, ya que vimos las maravillosas dunas del Parque Natural de la Dunas de Corralejo, solamente, desde el coche, pues no podíamos detenernos si queríamos coger el barco para la isla de Lobos.

En efecto pudimos coger, sin esperar demasiado, un barco que tenia el curioso nombre de la cantante cubana Celia Cruz, en el que llegamos al islote deseado.

El viaje en el barco es precioso pues se va viendo la costa, tanto de Fuerteventura
                                                             
                                                                             
 como, a lo lejos, el sur de la cercana isla Lanzarote
.

Después de un trayecto de veinte minutos, el barco llego a la Isla de Lobos.

Este, mas islote que isla, situado en el noroeste de la isla de Fuerteventura, está separado de la misma por el estrecho Canal de la Bocaina, de dos km de ancho y una profundidad de no mas de trece metros.

Su nombre se debe a las focas monje, que habitaban allí en el pasado, también llamadas fraile del Mediterraneo y lobo marino, eliminadas por los pescadores del islote, por su competencia como grandes consumidoras de los recursos marinos de la zona.

La isla entera está protegida y forma el Parque Natural de Islote de Lobos, desde 1.994; además de su riqueza geológica, posee gran diversidad de flora, con muchas plantas adaptadas a la alta salinidad del agua dulce, de fauna, con varias especies de aves acuáticas que anidan en sus acantilados y rocas, siendo, también, sus fondos marinos de gran riqueza ecológica.

La formación del islote se remonta al Pleistoceno, y está compuesto de campos de lava basáltica, cubierta, en algunas zonas, por arena orgánica.

Su punto mas alto, que se ve perfectamente desde Fuerteventura es la montaña La Caldera, de 127 m sobre el nivel del mar, apropiado nombre pues es un volcán derrumbado parcialmente.
                                                                             

Una buena descripción del islote de Lobos lo proporciono, en 1.903 el geólogo Eduardo Fernandez
 Pacheco, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales, que organizo una expedición a la isla de Lanzarote para estudiar el vulcanismo sobre el terreno, trasladandose a esta isla, desde Gran Canaria.

Al atravesar el canal de la Bocaina, que separa Fuerteventura de Lanzarote anoto:

"Entre ambas islas está el islote de Lobos, que aparece como una tierra baja, completamente cubierta de pequeños cerros, aislados unos de otros y de forma perfectamente cónica, destacándose de entre ellos una montaña mayor, unida en un extremo, en figura de cono truncado".

El paisaje de Lobos, es extraordinario; en su costa de trece km de contorno, hay playas, calitas, y piscinas naturales;
                                                                               
                                                               
 el interior lo componen arenales, burbujas de lava, conocidas como hornitos, malpaises, laderas de picón y antiguos ríos de lava.


En cuanto a los avatares de su historia, recientes investigaciones arqueológicas llevadas a cabo por un equipo de la Universidad de La Laguna (Tenerife), han concluido que los romanos tuvieron un asentamiento estacional en este islote, para obtener el preciado tinte púrpura.

Volviendo a la actualidad, el islote fue adquirido en 1.963 por el empresario Rudy Meyer Asensio y vendida a los pocos años por haber sido incluida, por entonces, en el Parque Natural de las Dunas de Corralejo, en el que se prohibió por completo la edificación (uf! menos mal), .

Los últimos habitantes de la isla, que vivieron en ella hasta 1.968,  fueron el farero Antonio Hernández, conocido como Antoñito el farero, y su familia. Desde entonces el faro ya no necesita farero, pues funciona automaticamente.

En Lobos nació la escritora española Josefina Pla (1.903-1.999), hija del farero de aquella época, que fue poetisa, dramaturga, pintora y periodista, desarrollando toda su producción en Paraguay, a donde marcho tras su boda con el artista paraguayo Andrés Campos, y donde ha tenido gran influencia en generaciones de intelectuales paraguayos y en el estudio de la cultura antigua de Paraguay.

Actualmente la Isla de Lobos, tiene como visitantes pescadores, turistas, submarinistas e incluso surfistas, deporte que, dicho sea de paso, está invadiendo las playas del mundo.

Después de bajar del barco en el pequeño muelle, próximo al Puertito, lo mas parecido a un núcleo habitado, aunque lo único que hay en él son unas cuantas barquitas y algunos chamizos utilizados ocasionalmente por los pescadores de Corralejo y donde se encuentra el único restaurante del islote,
                                                                   

nos dispusimos a recorrer la isla, siguiendo los senderos que la atraviesan, donde están señalados los puntos de interés, así como información sobre la flora y fauna que se puede observar.

Hicimos un recorrido circular muy interesante y precioso, caminado por esa naturaleza casi virgen. Como todo el espacio de la isla está protegido, y dada su gran fragilidad, no está permitido salirse de los senderos señalados.

Así fuimos viendo la costa, las pequeñas lagunas, donde llega el mar siguiendo las mareas, con sus extraordinarias plantas halófilas, las calas, las pequeñas colinas cónicas, como si atravesáramos un lugar encantado, es casi como andar por los escenarios de los cuentos de hadas.
                                                                       

Uno de los senderos llega hasta la base de la colina donde se encuentra el faro, hoy día restaurado como si fuera recién hecho. Hay que subir una larga cuesta pero vale la pena, tanto por ver el faro, como la magnifica vista del océano, de la  isla de Lanzarote y de la propia geografía de Lobos, que se divisan en una amplia circunferencia.
                                                                         

En una de las paredes del faro hay una placa commemorativa de Josefina Pla, la escritora nacida en el faro, y su mas ilustre nativa.
                                                                     

Fueron unas tres horas largas las que nos llevo recorrer el islote, para volver en otro de los barcos que hacen el recorrido a  Corralejo, hacia media tarde, Como habíamos desayunado muy bien no comimos nada, solo bebimos bastante agua, ya que aunque era el mes de noviembre el tiempo era cálido, y andando se pasa siempre calor,

A llegar a Corralejo dimos una vuelta por la parte del pueblo que sería el casco antiguo, del cual apenas queda mas que el recuerdo. Hoy día es una zona bien acondicionada de restaurantes, bares y terrazas, así como algunos comercios de los que se ven siempre en los lugares turísticos.

Corralejo no fue mas que una pequeña agrupación, con unas pocas casas de pescadores, hasta que en las últimas décadas del s. XX fueron descubiertos sus "encantos", las maravillosas dunas, las no menos maravillosas playas, el también maravilloso clima durante todo el año, y actualmente sus buenos equipamientos en hoteles, apartamentos y todo lo que el turismo necesita y aprecia, de manera que se ha convertido en el lugar con mas población del municipio de La Oliva, al que pertenece.
                                                                 

Y hacia La Oliva nos dirigimos para visitar la que fue una de las mas importantes poblaciones de la isla, en el s.XVIII.

En la recta que lleva a La Oliva, poco antes de llegar se encuentra Villaverde, población cercana, mas bien un barrio, de La Oliva.

No tuvimos mas remedio que parar para ver de cerca su linda ermita, tan de sabor canario, rodeada de un sencillo pero apropiado jardincillo, una joyita.

                                                           

En unos minutos estábamos en La Oliva.

                                                                         
Al municipio de La Oliva, en el norte de Fuerteventura, pertenecen las playas de Corralejo y El Cotillo, y la Isla de Lobos, que han contribuido a su actual prosperidad, con la afluencia del turismo, pero su parte mas interesante desde el punto de vista  histórico, está tierra adentro, en su núcleo urbano que comprende el casco antiguo.

Tras la conquista en 1.402 y el establecimiento de la capital en Betancuria, formo con esta, y con Pájara la primigenia espina dorsal de la isla.

Según un manuscrito anónimo La Oliva fue fundada en 1.500 por los hermanos Hernández, residentes en Betancuria, que construyeron dos casitas y un estanque para el riego, con la idea de pasar allí el tiempo de la cosecha de cereales, iniciativa que fue seguida por otros campesinos, que empezaron a construirse por allí sus pequeñas moradas.

De manera, que, al ir aumentando los pobladores, en 1.711 se crea la parroquia de La Oliva, para que sus habitantes puedan disponer de servicios religiosos.

Pero la mayor importancia de La Oliva llega cuando los Coroneles, institución militar, que procede del nombramiento de sargento mayor por la Capitanía General de Canarias, convertida posteriormente, en hereditaria,  trasladan su residencia allí desde Betancuria en 1.742, instalándose en la Casa de los Coroneles, y convirtiéndose en el mayor poder de la isla, cuyos Señores, la familia Arias de Saavedra, no residen en Fuerteventura desde hace siglos, sino en Tenerife.
                                                                               

Este ordenamiento se extiende desde el s. XVIII hasta la primera mitad de XIX, época en se ponen al cultivo grandes extensiones de terreno dedicadas a la producción de cereales para exportar, y que pertenecen a los Coroneles.

Coyunturas económicas, sociales y políticas, como nuevas poblaciones, como Puerto de Cabras, o bonanzas económicas como la de Antigua, con aumento demográfico en ellas, harán que los Coronelas y por lo tanto La Oliva pierdan poder, y lo gane en cambio la zona costera, con el citado Puerto de Cabras.

Tras la celebración de las Cortes de Cádiz en 1.811. se procede a la abolición del régimen señorial y la reforma de la Administración, con la creación de nuevos municipios conforme al número de habitantes, que se hará efectiva en Fuerteventura entre 1.833 y 1.835, momento en que La Oliva pasa a independizarse de Betancuria.

Los Coroneles pierden su poder político, pero no el económico que se mantiene, hasta el fallecimiento del último coronel, en 1.870, comenzando entonces una decadencia, que trae consigo una caída demográfica producida por la emigración, a otros lugares de la isla, del Archipiélago, pero sobre todo a Venezuela y Cuba.

A partir de la década de los 70 del s. XX el turismo se convierte en motor del desarrollo económico, siendo Pájara y La Oliva los municipios con mas plazas disponibles, predominando los apartamentos, sobre los hoteles.

Este desarrollo va acompañado de un gran aumento de habitantes, que son en este momento casi 23.000.

Para nuestra visita llegamos por los pelos antes de que se cerrara, a la Casa de los Coroneles, principal monumento de La Oliva, junto con la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, su parroquia matriz.

En esa última media hora del día, con la Casa abierta, y nosotros los únicos visitantes, pudimos recorrerla con tranquilidad.

Ya es impactante el exterior, ese majestuoso edificio con aspecto de fuerte o cuartel, que destaca en el paisaje por sus grandes  proporciones
                                                                           

Su construcción data de la segunda mitad del s. XVIII, cuando los Coroneles establecen su residencia en La Oliva.

La Casa de los Coroneles esta ubicada en una extensa planicie, conocida como la rosa del coronel, y es considerada una de las piezas arquitectónicas mas relevantes del patrimonio artístico de las Islas Canarias, declarada Monumento Histórico Artístico en 1.979 y Bien de Interés Cultural.

Además de su gran tamaño destacan en su estructura las dos torres gemelas almenadas, y sus ocho balcones de madera de la fachada y dos mas en los laterales, de estilo tradicional canario.

En el interior hay tres patios, el mas grande de los cuales articula toda la construccion.
                                                                                                                                                     

Una escalera con bonito arco de piedra sube a la primera planta, la residencia privada del Coronel y su familia, hoy día dedicada a los siete coroneles que fueron en total, con cuadros de los titulares y de sus familias, y otros recuerdos; fue impresionante verlo en ese silencio y recogimiento.

Un paseo por la terraza superior, desde donde se veía el entorno de la Casa, completo la visita.
                                                                     

Hoy día la Casa de los Coroneles pertenece a la Comunidad Autónoma de Canarias y ha sido restaurada en el año 2.005, estando dedicado a museo y otras actividades culturales.

Bastante cerca de la Casa de los Coroneles, se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, obra del s. XVI, con fuerte sabor canario.

El exterior esta enjalbejado, mientras que la torre campanario, está fabricada con piedra llamada molinera, lo cual ofrece un llamativo contraste. También de cantería es la puerta principal.

                                                                   
En el interior de tres naves, con sus correspondientes capillas, destaca el Retablo Mayor, obra del mejor pintor barroco canario, Juan de Miranda Cejas (1.723-1.805).
                                                           

También destaca entre los cuadros, uno de ánimas, donado por el Coronel, don Melchor de Cabrera y su esposa doña Ana de Cabrera, presidido por un Arcángel  en el que se ven, metidos en el Purgatorio, curas, obispos y reyes.

A destacar, tambien, el púlpito y la pila bautismnal

La Iglesia fue declarada Bien de Interés Cultural en 1.993.

Anochecía ya cuando dejamos La Oliva, después de un día bien aprovechado.

lunes, 22 de septiembre de 2014

3er día en Fuerteventura: Playas de Jandía. Playa de la Barca, Gran Tarajal

                                                                   

En nuestro tercer día en la isla, fuimos a disfrutar de uno de los mayores atractivos de Fuerteventura, una de sus maravillosas playas.

Hay donde elegir, desde luego, pero nos inclinamos por la proximidad al hotel y elegimos la Playa de la Barca, playa de Jandía, cercana a Costa Calma.

La playa es fantástica y el paisaje que la rodea también; lo malo es su acceso, tiene mucha pendiente desde el aparcamiento hasta la playa, y no está bien acondicionado. Los visitantes que han acertado son los que eligieron el hotel que está a mismo pie de playa; de él se puede salir andando y encontrarse en la propia playa. Pero el desconocimiento y la poca y mala información no nos dejaron conocerlo antes del viaje.
                                                                             
Bien, pues una vez llegados a la arena, el lugar es paradisíaco.
                                                                       

Dado que las playas de Jandía se suceden, solo interrumpidas por algún risco o saliente, hay que saber que la Playa de la Barca es la zona norte de la Playa de Sotavento.

Tuvimos mucha suerte con el día, pues a pesar del fuerte viento del que, al parecer, disfruta todo el año, por lo que la prefieren  los amantes y practicantes del windsurf y del kiteboarding, para sus pruebas y campeonatos, la mañana que pasamos en ella, había una calma casi total, que nos permitio dar largos paseos y un no tan largo, pero muy agradable baño en el mar, que estaba a una excelente temperatura.


Con la marea alta, el agua llega hasta el palmeral, nada frecuente en otras playas, que hay delante del mencionado hotel; el lago que se forma y que es uno de los elementos mas significativos de esta playa, ya que ocupa el 80% de la misma, no impide el paseo, pues apenas cubre, ya que en su momento mas alto tiene 40 cm.

Las montañas que rodean el lugar, que le hacen de fondo, al estar cubiertas de arena, lucen como gigantescas dunas petrificadas, pues son del mismo color que la arena.

 Otro paseo después del baño, completo nuestra mañana de estreno en las playas de Fuerteventura.

El único elemento, no del todo agradable, si no eres de ese "club", es que es una playa de nudistas, aunque no en exclusiva, y parte de la tercera edad alemana se paseaba como vino al mundo a todo lo largo de la playa, espectáculo solo para iniciados. Que se va a hacer, todos somos criaturas de Dios!

Por la tarde, ya no teníamos ganas de recorrer km, así que fuimos hasta otro núcleo turístico cercano : Gran Tarajal.

Gran Tarajal, es, como digo, un agradable pueblo turístico, con una estupenda playa de arena negra, distinta tanto en cuanto al color de la arena como a su longitud, que es menor que la de cualquier playa de Jandía, como que la playa, está en el pueblo.
                                                                                 

Gran Tarajal, pueblo de 8.000 habitantes, con buenas instalaciones hoteleras, pues vimos en el paseo marítimo un hotel con muy buen aspecto, pertenece al municipio de Tiuneje, que está tierra adentro como todas las poblaciones de antaño.

Cuando paseamos por el paseo marítimo, a lo largo de la playa, por un lado y del pueblo por otro, el sol estaba bajando y la luz de poniente iluminaba casas y mar con esos tonos dorados propios de esas horas. Disfrutamos mucho del paseo.
                                                         
         
Además del turismo de playa, durante todo el año, ayudado por el excelente clima del que disfruta Fuerteventura, como el resto del archipiélago, el pueblo tiene la playa y dos muelles, y entre sus actividades deportivas destaca la fiesta de la "Pesca de Altura", a finales del verano, a la que acuden participantes de todas las islas.
                                                                         

Una buena cena en el bufet del hotel, seguida de una copa en la terraza completo nuestro día.            

lunes, 8 de septiembre de 2014

2º día en Fuerteventura Antigua, Betancuria, Pájara

                                                                           

La primera sorpresa del día, no muy agradable, la tuvimos al abrir las cortinas del balcón: llovía!!!. Sí, en está isla tan árida y seca también llueve, y nos toco en suerte ese meteoro, pues los chaparrones continuaron durante todo el día.

Sin dejarnos impresionar por ello emprendimos nuestro recorrido comenzando por una de las villas del interior, situada mas o menos, en el centro de la isla: Antigua.
                                                                       

Antigua, situada en la extensa llanura central de Fuerteventura, tiene cerca de 12.000 habitantes; a su municipio pertenece el núcleo turístico de Caleta de Fuste, que dista de ella unos 8 km. En esta localidad costera queda una de las torres de vigilancia, que tenían una función primordial de defensa, durante la larga época de la piratería.
                                                                       
                                                                   
Desde el punto de vista histórico, o en este caso prehistórico, fue una de las zonas mas habitadas de la isla antes de la conquista, como demuestran los restos arqueológicos encontrados en ella.

Antigua empieza a poblarse inmendiatamente después de la conquista, cuyos colonizadores y evangelizadores se mezclan con la población indígena, y ya en el s. XVIII es un importante caserío.

En 1.785 se convierte en parroquia independiente de Betancuria, a la que hasta entonces estaba unida,
después de diversas disputas a lo largo del tiempo, con la, entonces capital, por su aspiración de convertirse en la misma, título que consiguió solamente un año, de 1.833 a 1834, en que la capitalidad paso a la población costera de Puerto de Cabras, llamado hoy día Puerto del Rosario.

En el extenso valle donde se halla Antigua, había buenas tierras de cultivo, con producción de cereales que proveían al resto de la isla, y eran incluso, exportados; esto, y su posición en el centro de la isla, camino obligado de personas y mercancías entre Betancuria y la costa, le dieron cierta prosperidad.

Paseamos, pues, por Antigua disfrutando de ese ambiente particular de los pequeños pueblos y villas insulares, en los que el tiempo parece detenido.

Llegamos a la plaza principal donde se encuentra la iglesia de Nuestra Señora, principal monumento de la localidad, de gran sabor canario.


El templo fue construido entre los s.s. XVI y XIX, sufriendo a lo largo del tiempo ampliaciones y remodelaciones de la primitiva ermita, que fue su origen.
                                                                             

Los únicos paseantes de la la plaza eramos mi marido y yo, se respiraba, casi, demasiada tranquilidad, pero con muy agradable sensación.

Nuestro siguiente destino fue la primera capital de la isla, Betancuria.

Antes de llegar al núcleo histórico, paramos en uno de los hitos fundacionales de Betancuria, las ruinas del convento franciscano de San Buenaventura, creado tras la conquista, que puedo decir que me emocionaron, por ser uno de los monumentos mas antiguos del archipiélago.

El convento levantado en 1.423, por monjes franciscanos, cuya orden empezaba siempre la evangelización, tras la conquista, y que después de diversas tranformaciones en su arquitectura, funciono como convento hasta 1.835, cuando la desamortización de Mendizabal, es hoy día una ruina, aunque el entorno parecía cuidado, y así lo espero, de un lugar tan histórico.
                                                                               

En el mismo entorno está la también histórica ermita de San Diego, tan linda y canaria, levantada segun la tradición, en el lugar de una cueva donde se retiraba a orar san Diego de Alcalá, durante su estancia en la isla entre 1.441 y 1.449.

La edificación que hoy se conserva fue levantada en la segunda mitad el s. XVII, después de la incursión berberisca, de 1.593, que asolo e incendio los principales edificios de Betancuria.

La cueva donde oraba san Diego está en la cabecera de la nave del evangelio.
                                                                     
                                                                       
Betancuria que cuenta actualmente con algo mas de 800 habitantes, está situada en un fertil valle, al amparo del macizo de Betancuria, de 724 m de altitud, una de las mayores elevaciones de la isla,
                                                                         

Casas y casonas forman el mayor y mas antiguo conjunto histórico de la isla, e incluso podíamos decir del archipiélago, ya que fue fundada por Juan de Bethancourt, que le dio nombre y Gadifer de la Salle, conquistadores de la isla, en 1.404.

En 1.405 paso a la corona de Castilla, ya que los conquistadores, mercenarios normandos, estaban al servicio del rey Enrique III de Castilla, y desde entonces hasta 1.833 en que la capitalidad paso por un año a Antigua, fue cabeza del Señorío de Fuerteventura.

Hoy día ofrece un sugestivo aspecto, con sus casas enjalbegadas, en las que hay que fijarse detenidamente, pues aun conservan en puertas y ventanas rasgos góticos y renacentistas, detalles arquitectónicos que aparecen aquí y allá, y que decoran las viviendas, también adornadas de bonitos geranios.

Es otro de esos lugares mágicos, detenidos en el tiempo.
                                                                             

Su principal monumento es la parroquia matriz de Nuestra Señora de la Concepción, también llamada Santa María de Betancuria, situado en la plaza de la Concepción; sus orígenes datan de 1.410, cuando Juan de Bethancourt mando construir el templo en estilo gótico francés, para sustituir una pequeña ermita levantada en tiempos de la conquista, donde se veneraba la imagen de la Virgen María, traída por los conquistadores

Esta primera iglesia fue destruida por las hordas del pirata berberisco Jabán Arraez, como el resto de la villa, durante su ataque de 1.593, y fue reconstruida en 1.691.

Tanto la plaza como la iglesia, están envueltas en una deliciosa tranquilidad, como se siente en esos pueblos interiores bien conservados y cuidados.
                                                                               

Mientras paseábamos por Betancuria, nos cayó encima unos de los chaparrones del lluvioso día.

Seguimos nuestra excursión hacia Pájara, villa del centro de la isla, y el  mayor municipio de la misma, con importantes núcleos turísticos como Morro Jable, Costa Calma y Solana Matorral, que tiene la mayor extensión de playas del archipiélago, entre las que destacan las de Sotavento, Cofete, y Morro Jable, por citar algunas ellas.

Pero nosotros solo queríamos conocer el primitivo pueblo de Pájara, donde, por cierto, seguía lloviendo.

Pájara, en la actualidad próspero municipio, de cerca de 21.000 habitantes, fue desde el punto de vista histórico el resultado de múltiples segregaciones e incorporaciones territoriales entre los s.s. XV a XIX, de los cuales se tiene poca o ninguna información, pues los archivos fueron destruidos durante los numerosos ataques de piratas y corsarios, que asolaron e incendiaron los pueblos de Fuerteventura, entre los cuales Pájara, durante casi trescientos años.
                                                                             

De tal manera que lo absolutamente cierto es que se constituyo en ayuntamiento independiente en 1.834, creado tras la abolición del régimen señorial.

Se sabe igualmente que en el siglo anterior, en 1.711 su parroquia, dedicada a Nuestra Señora de Regla, se segrega y se hace independiente de la Parroquia Matriz de Betancuria, debido a la protección, desde finales del s. XVII de la poderosa familia, originaria de Pájara, de los Sanchez Umpierrez , los "Coroneles", que tuvieron gran poder en la isla.

El edificio mas importante de Pájara es sin duda, la iglesia de la Virgen de Regla. Erigida como ermita, a principios del s. XVII, fue ampliada, cuando se produjo su segregación de la Parroquia Matriz de Betancuria en 1.711.

                                                                         
Lo mas llamativo del templo es su extraordinaria portada, paradigma de la arquitectura canaria. Está fabricada con piezas separadas de piedra rojiza, con numerosos elementos decorativos, como figuras geometricas, serpientes, soles, luna, cabezas humanas, etc., que han dado pábulo a interpretaciones arriesgadas, en las que los expertos en arte no se ponen de acuerdo.
                                                                     

En todo caso es muy bonita y sorprendente.

En los alrededores de la iglesia parroquial podemos ver varios ejemplos de los molinos, que se usaron en otras épocas
                                                                           

Era la hora de comer y además seguía lloviendo, por lo que nos refugiamos en uno de los restaurantes, ubicado en una casa canaria, donde su dueño, griego afincado en Pájara desde hacia años, nos puso un plato con diversos quesos majoreros, nombre para los naturales y los productos de la isla, verdaderamente excelentes, que con alguna otra cosa y unas cervezas, nos sirvió de almuerzo.

Tanto el restaurante como sus proximidades, tenían un gran sabor isleño.

                                                                             

El día había sido provechoso en recorrido y conocimientos, de la parte mas histórica de la isla de Fuerteventura.