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jueves, 7 de junio de 2012

Punta Umbría


Nuestra ultima excursión fue de mediodía, a la cercana Punta Umbría.

Punta Umbría se encuentra a 20 km de Huelva, y ha sido considerada siempre como la playa de la capital, o al menos eso es lo que nos contaba una compañera de estudios, con la que coincidí en el Colegio Mayor de Madrid, y que fue la primera persona a la que oí hablar de estos lugares.

Años mas tarde, seguramente influida por las maravillas que contaba A., fui con mi marido y dos de mis tres hijos, el último aun no había nacido, a pasar unas vacaciones de Semana Santa, y entonces pude comprobar que Punta Umbría es un lugar privilegiado, como todo el litoral del sur occidente de la Península Ibérica.

Han pasado muchos años desde esa primera visita, por lo que tenía un gran interés en volver; y no me defraudo. La playa ha sido preservada y es magnífica. El pueblo ha crecido muchísimo, y parece próspero.

En cuanto a la población, rodeada de pinares, y marismas,

debe su origen a una de las torres de vigilancia que se construyeron a lo largo de la costa, en el s. XVI, para prevenir posibles invasiones e incursiones piratas, en el lugar llamado, hoy día, Punta Umbría.

Dentro de su termino se encuentran, el Parque Natural de las Marismas del Odiel y el Paraje Natural de Los Enebrales, dos paraísos naturales de gran interés ecológico, zona obligatoria de paso de millares de aves migratorias, y residencia de muchas aves acuáticas.

Punta Umbría, municipio independiente desde 1.963, fue "redescubierta" en el s. XIX, por los empresarios ingleses de la Compañía  Río Tinto C.L., que la convirtieron en una zona de veraneo, construyendo casas de madera de estilo inglés, que hoy día se llaman todavía "casas de los ingleses".

Uno de los atractivos turísticos del pueblo es, precisamente, la casa museo donde se recrea el modo de vida de los británicos, en esta zona, a finales del s. XIX y principios del s. XX.

La geografía de Punta Umbría es bastante peculiar ya que se configura como una península o brazo de tierra, bañada por un lado por el Océano Atlántico, donde tiene maravillosas playas, y por el otro lado, por la ría de Huelva, donde los pescadores atracan sus barcos y donde hay otra estrecha y preciosa playa.

La acumulación milenaria de sedimentos traídos por los ríos Odiel y Tinto, en su desembocadura, han formado las Marismas del Odiel, de donde viene el nombre de Punta, procediendo el de Umbría, de la espesura de sus bosques, que no dejan pasar los rayos de luz. De esta unión nace el topónimo Punta Umbría.

La población asciende a cerca de 15.000 habitantes, que se ve multiplicada por diez o mas, en los meses veraniegos.

Punta Umbría es un lugar donde el sol y la luz lo cubren todo.

El pueblo es moderno, pero guarda el encanto de su origen marinero. Las amplias avenidas se mezclan con las estrechas calles del casco antiguo. Su puerto tiene una de las flotas pesqueras mas importantes de la provincia.

En su entorno hay importantes reservas ecológicas, en sus pinares y marismas.

Pero, quizás lo mas apreciado en esta civilización de sol y playa, sean sus magníficas playas.

Dimos un paseo por el puerto, y después atravesando la ciudad, llegamos a la playa. Como era invierno el paisaje se podía apreciar en todo su esplendor, con la inmensa playa vacía.


Paseamos largamente por ella.

Al volver al pueblo nos encontramos su moderno Ayuntamiento.

Nos reunimos con el resto de la excursión y fuimos a uno de los bares de playa donde tomamos un vino con "pescaito frito", que estaba bueno. Espero que fuera pescado en la zona...

Esta era nuestra despedida de Huelva.

Al día siguiente volvíamos a casa.

viernes, 25 de mayo de 2012

Aracena y Minas de Río Tinto

Con un esplendido, respecto a la luz, pero frío día, salimos de Matalascañas hacia la Sierra de Aracena, otra de las zonas de Huelva, provincia privilegiada, que, además de su esplendorosa luz, tiene entre otros atractivos, mar, con magnificas playas de fina arena blanca, la joya natural de Doñana, el Parque Nacional y Parque Natural y la Sierra de Aracena.

La Sierra de Aracena forma parte de Sierra Morena, cordillera que separa la Meseta de Andalucía; se encuentra dentro del Parque Natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, creado en 1.989, que comprende 28 municipios, con mas de 40.000 habitantes, dentro de la Reserva de Dehesas de Sierra Morena.

Todo esto da idea de la importancia de la región, y de los intentos de darle la protección adecuada.

La Sierra de Aracena posee una gran masa forestal, entre la que destacan las encinas y los alcornoques, muy castigada, hoy día, por la tala, que está dando paso a un denso y variado matorral.

También tiene bosques de castaños y bosques de ribera, en las de los ríos Rivera de la Cal y Rivera de Huelva, que vierten sus aguas en el río Guadalquivir, el río Murtigas, afluente del río Guadiana, y el río Odiel, que recorren la sierra.

Es, además, una región ganadera, en la cual el cerdo negro pasta las bellotas de las encinas, proporcionando el mas que apreciado jamón de bellota, también llamado jamón de Jabugo, localidad de esta sierra, o jamón de Huelva, que es su denominación de origen. Tuvimos ocasión de ver, al pasar, algunos ejemplares de cerdo negro entre las encinas.

Bien, pues salimos de Matalascañas de buena hora, pasando de nuevo por los límites del Coto de Doñana, por delante de la Aldea del Rocío, por las Marismas de la Rocina, por los bosques de pinos, invernaderos de fresas y de arándanos, para dirigirnos, luego, a la Sierra de Aracena, al N de la provincia de Huelva.

Para llegar se tarda una hora, mas o menos, pasando por pueblos de tan sonoro nombre como Bollullos Par del Condado, La Palma del Condado, productor de excelentes vinos, Valverde del Camino o Zalamea la Real, donde hicimos una parada técnica, mientras contemplábamos la bonita silueta del pueblo.

Llegamos, poco después, al pueblo de Minas de Río Tinto, para lo cual dimos un rodeo, que valió la pena.

Esta comarca, con las minas al aire libre, se sitúa en la franja pirítica del suroeste peninsular, que históricamente ha albergado las principales minas de oro, plata y cobre del país, y guarda un impresionante patrimonio industrial, que lo convierten en uno de los lugares mas interesantes, no solo de la provincia de Huelva, sino de Andalucía y de España.

En estos parajes se constata la presencia humana desde mucho antes de su entrada en la historia; tartesios, fenicios y cartagineses la habitaron, antes de la llegada de los romanos, que fueron los que desarrollaron la minería en la zona.

Es una comarca llana, dentro del monte, en la que se ubica la cuenca hidrográfica del río Tinto, hacia el cual vierten la totalidad de los numerosos arroyos y torrenteras de la zona.

La actividad minera ha transformado el paisaje, la orografía, la flora y la fauna y hasta el clima, convirtiendo el inicial bosque mediterráneo en un paisaje diferente: el paisaje minero.

Después de los romanos, que, como he señalado, desarrollaron la minería intensiva, esta fue casi abandonada, reduciéndose a algunas pocas actividades de extracción de cobre, oro y manganeso, hasta el s. XIX.

Todo cambio en la zona, cuando en el año 1.873, un consorcio internacional compro las minas al gobierno de la I República Española, incapaz de hacerse cargo de la explotación de las mismas, y del traslado del mineral extraído, debido a la postración en que había quedado el país, después de la terrible invasión francesa de Napoleón y de la Guerra de la Independencia.

El consorcio salido de la unión de la Casa Matheson y del Deutsche Bank of Bremen, funda la Rio Tinto Company Limited, y se dedica a explotar la enorme riqueza minera de la zona. Para la tarea tuvieron que invertir grandes cantidades de dinero y soportar los primeros años con muy pocos beneficios, que mas tarde se convertirían en enormes ganancias.

Ya en el s. XVIII, algunos ingleses habían sido arrendatarios de concesiones mineras, pero la gran explotación llego con la Rio Tinto C.L., que se encargo de construir la vía férrea, que unía la explotación con el puerto de Huelva, por el cual salí a de España la producción minera.

La enorme producción minera convirtió a la Compañía en el mayor centro minero del mundo, y en una de las mayores empresas de Europa.

El pueblo de Minas de Río Tinto se convirtió en una pequeña colonia inglesa. Se construyo el lujoso Barrio de Bellavista, solo para personal inglés, que estaba aislado y protegido por una cerca con garita, con casas de estilo victoriano, pistas de tennis, Club Scout e iglesia presbiteriana.

Los ingleses crearon, en este pueblo, el primer equipo de fútbol de España, , deporte, hasta entonces desconocido en el país, el desaparecido Rio Tinto Football Club, que sería el decano de los equipos españoles. Hoy día, ese título lo ostenta el Recreativo de Huelva, club de fútbol también fundado por los ingleses.

La influencia inglesa llego también, como hemos visto, a Huelva, que cambio su fisonomía y su composición social.

El impacto paisajístico fue notable, con las inmensas minas a cielo abierto, que pudimos contemplar, no diría yo que bello, pero si impactante.

La explotación fue enormemente rentable hasta el s. XX. Con los diversas trastornos de este siglo, el crack mundial del 29, la Guerra Civil española (1.936-39), la II Guerra Mundial (1.939-45), la empresa fue perdiendo rentabilidad, hasta que la RT.C.L. se deshizo de las minas, vendiéndoselas al gobierno español en 1.954. Con la actividad minera trasladada a otros países sigue existiendo la compañía hoy día.

Después de la nacionalización de las minas en 1.954, su explotación ha correspondido a diferentes empresas, Compañía Española de Minas de Río Tinto, Unión de Explosivos Río Tinto, etc, siendo propiedad, actualmente. de la Compañía Minas de Río Tinto S.A.L.

A lo largo de estos años ha sufrido diferentes crisis; hoy día  parecen repuntar gracias a la economía global y el creciente precio de los metales, sobre todo del cobre.

Bien, pues pasamos con el bus, despacio por toda la zona, contemplando las gigantescas canteras, la maquinaria,

el barrio inglés, que el municipio ha decidido conservar, tal como fue hecho, y el gran lago artificial, creado para las necesidades del lavado del mineral y otras actividades mineras, que a pesar de su plácido aspecto está altamente contaminado.

Después de este interesante rodeo, llegamos a Aracena.

Unas palabras sobre Aracena, antes de conocer alguno de sus atractivos.

Aunque el poblamiento de la zona es muy antiguo, se tienen pocas noticias de la Edad Antigua, aunque los romanos conocieron y explotaron su riqueza minera.

Desde el s. VIII hasta la reconquista cristiana, la zona estuvo en poder de los invasores musulmanes. Fue reconquistada por el rey Sancho II de Portugal en 1.231, apoyado por la Orden Hospitalaria de San Juan, para pasar luego a poder de Castilla, durante el reinado de Fernando III, el Santo, y de su hijo Alfonso X, el Sabio.

En el s. XIV, se construyó la iglesia fortaleza de Aracena, que tiene categoría de Real Priorato, levantada por los caballeros de la Orden de Santiago, la cual domina el pueblo, que va creciendo desde el cerro del castillo, hasta el valle.

A épocas de esplendor cultural, durante los s.s. XVI y XVII, debidas a la importancia económica de Sevilla, de la cual dependía la zona administrativamente, suceden otras de crisis, debidas a pestes y guerras, con el consiguiente descenso demográfico.

En el s. XVIII hay un ligero repunte económico, debido al desarrollo de la artesanía.

La Guerra de la Independencia es un duro golpe para la comarca, como para otros muchos lugares de España y en conjunto para todo el país. Se dan algunas batallas en este entorno entre las tropas de Napoleón y el asturiano Regimiento de Candás y Luanco.

A finales del s. XIX y principios del XX, la ciudad cobra un nuevo desarrollo y aumenta su perímetro en la zona llana, impulsada por el diputado en Cortes, Francisco J. Sánchez-Calp, Marqués de Aracena, construyéndose numerosos edificios y casa señoriales.

Después de los diferentes acontecimientos trágicos del s. XX, como, entre otros, la Guerra Civil española, hoy día disfruta de gran tranquilidad, que la ha convertido en una pequeña ciudad próspera.

Su desarrollo económico tiene dos sectores principales: el ganadero, con la cría del cerdo negro y su transformación en jamón ibérico, muy apreciado nacional e internacionalmente, y otros embutidos ibéricos, y el turismo, propiciado por la mejora de las comunicaciones, con dos importantes referencias, la Gruta de las Maravillas y el Parque Natural de Aracena y Picos de Aroche.

Nuestra primera parada fue a la entrada del pueblo, para visitar un secadero de jamón ibérico.

En la Sierra de Aracena se cría esta modalidad de cerdo negro, que con la alimentación de bellotas que crecen en sus numerosos encinares, produce ese manjar de jamón ibérico, y otras chacinas ibéricas.

Hay que saber que muy cerca de Aracena, se encuentra el pueblo de Jabugo, localidad que ha dado la denominación de origen jamón de Jabugo, como uno de los mas excelentes productos del cerdo negro.

La altura, el viento y el clima frío y seco de Aracena la convierten en un lugar idóneo para el curado de los jamones y demás embutidos.

Visitamos uno de los secaderos, donde nos fue explicado el proceso, mientras recorríamos la instalación llena de jamones. Al final la inevitable tienda, donde varios visitantes compraron jamón y otros embutidos, preparados al vacío, para el transporte. También nos fue ofrecida una prueba, acompañada de un chupito de vino dulce, no precisamente de jamón, sino de alguna otra chacina ibérica.

Seguidamente llegamos al centro del pueblo, todo él muy limpio y bien acondicionado.

Allí íbamos a hacer nuestra segunda y última parada en el pueblo: La Gruta de las Maravillas.

Ultimamente he tenido ocasión de visitar algunas cuevas famosas, además de otras que conocía hace  tiempo, y esta cueva de las Maravillas no desmerece en absoluto de las mejores, al contrario, es de las mas importantes por sus formaciones, por su amplitud y por su conformación.

La entrada está en pleno casco urbano, ya que ocupa el subsuelo kárstico de la montaña sobre la que se eleva el castillo-fortaleza de Aracena, origen de la ciudad.

Según una, podemos decir, leyenda local, fue descubierta por un pastor en 1.886; pero sea o no cierto, lo que es un hecho real es que se abrió al publico ese mismo año, siendo la primera gruta en poder ser visitada, en España.

Las diferentes partes de la misma están señaladas con sugerentes nombres, como Sala de las Conchas, por la que se comienza la visita, Gran Salón, Sala de la Catedral, Sala de los Garbanzos, Sala de los Desnudos, en alusión a las formaciones que recuerdan dichas denominaciones.

Tiene varios niveles que se van recorriendo, en galerías con escaleras y barandillas, para poder transitar por ellas, aunque en algunas ocasiones hay que doblar el espinazo, al ser el techo muy bajo.

En el primer nivel hay partes inundadas con hoyos y charcos; también hay un lago, en el que se reflejan las caprichosas formaciones, aumentando la belleza de la gruta.

Las estalactitas y estalagmitas son espectaculares, formado columnas ya gruesas, ya finas y curiosos rincones y techos

La cueva supera los 2 km de longitud, de los cuales son visitables 1.200 m.

Recorrimos todo el trayecto en unos tres cuartos de hora, quedándonos, tan bellas formaciones, un buen rato en la retina.

Fuera lucía un sol esplendoroso.

Volvimos a la Plaza Alta, donde nos había dejado el bus, provista de una gran fuente, llamada Fuente del Concejo, que suministraba agua para el lavadero construido en 1923.

Hay otras fuentes en Aracena, para canalizar el agua, muy abundante dada la gran pluviosidad de la zona.

También hay otros muchos lugares que visitar, pues hay que saber que el núcleo histórico de Aracena fue declarado Bien de Interés Cultural en 1.991, pero... eso será para otra visita, ya que en la media hora de la que disponíamos antes de ir a comer, nos fuimos C. y yo a un bar-restaurante, cuyo aspecto nos gusto, y allí nos regalamos con un buen plato de jamón ibérico, unas aceitunas aliñadas a la andaluza y una botella de vino del Condado, elaborado allí al lado, como quien dice, que es un vino blanco riquísimo.

Después de la comida que hicimos en la misma Aracena, aún nos quedaba por conocer otro precioso pueblo de la sierra: Alájar, que está dentro del parque Natural de la Sierra de Aracerna y Picos de Aroche, creado en 1.989.

Este pueblo da nombre, también, al puerto de montaña mas alto de la provincia de Huelva, de 837 m de altura.

Hay en él un monumento natural, la peña de Arias Montano, dedicada a uno de sus mas ilustres habitantes, el humanista y lingüista políglota, entre otros conocimientos, Benito Arias Montano, del s. XVI, que después de una vida dedicada a los mas altos cargos, se retiro a este pueblo, donde murió en 1.598.

Además del monumento natural, tiene un bonito arco dedicado.

Al lado está la ermita de Nuestra Señora de los Ángeles, que corona el monte.

La Ermita fue en su origen, un pequeño templo, levantado en el s. XVI, al que se han hecho diversas reformas y ampliaciones. La imagen de la Virgen goza de gran devoción en toda la Sierra de Aracena, de la que dan muestra los cientos de exvotos allí reunidos.

Su fiesta se celebra el 8 de septiembre, como otras muchas advocaciones marianas.

Alájar se extiende a los pies de la Peña, rodeado de frondosos bosques de encinas, castaños y alcornoques, que disfrutan de numerosas fuentes y manantiales.

Con esta visita acabamos nuestra interesante y bonita excursión.

Al regreso pudimos ver el río Tinto que discurría por el valle, con su curioso y "tintado" color.

domingo, 13 de mayo de 2012

Aldea del Rocio. Fiesta rociera


La excursión de hoy fue corta, ya que pasamos el día en la Aldea del Rocío, muy cerca de Matalascañas, a donde se llega en un cuarto de hora de bus.

Dada la gran popularidad de la Romería del Rocío, que allí se celebra todos los años, y de la cual nos dan cumplida información, con imágenes y reportajes, todos tenemos mas o menos una idea de lo que se trata. Otra cosa es verla, aunque la fecha no sea la de la Romería.

La Romería del Rocío se celebra el domingo de Pentecostés, cincuenta días después del Domingo de Pascua, en honor de la Virgen del Rocío, y su fama y popularidad es tal, que se congregan en la Aldea del Rocío mas de un millón de personas.

Tras recorrer a pie, a caballo, en carretas, en carros engalanados, el camino, desde su lugar de origen, hasta el Santuario, parte del cual atraviesa el Coto de Doñana, una gran multitud de romeros, en su gran mayoría pertenecientes a hermandades rocieras,

llegan a las puertas de la Ermita, donde los almonteños, en la noche del domingo al lunes, después del rezo del Rosario, realizan lo que se llama "el salto de la reja", cuya finalidad es coger la imagen de la Virgen, "la Blanca Paloma" y llevarla en procesión por toda la aldea, mientras va recorriendo a hombros de los porteadores, las distintas hermandades, que le cantan la Salve Rociera.

Las mas de 100 hermandades provienen de todas las provincias limítrofes, siendo las de la vecina provincia de Cádiz, las que atraviesan por Doñana.

El culto mariano de la zona es muy antiguo, ya que la primera referencia es del s. XIV, en el Libro de Montería del rey Alfonso XI.

La Hermandad Matriz de Almonte, la mas antigua y populosa, se fundo en 1.648. De las 107 hermandades registradas, 96 son andaluzas y 11 son de otras provincias españolas, e incluso hay una en Bélgica, además de mas de 30 agrupaciones rocieras, de las cuales 9 son de otros países del mundo.

Hay que citar, también, algo mucho menos agradable, el terrible impacto ambiental que sufre el Parque Nacional de Doñana, con el transito de romeros, algunos motorizados con vehículos todo terreno, y otros muchos en carretas tiradas por mulas, o a caballo, animales de cargo que, en ocasiones, no son bien tratados. Este transito produce destrozos, y grandes cantidades de basura, que las autoridades están ocupadas en regular, para que sea lo menos dañino posible.

Bien, pues la romería se celebra, como he dicho, en la Aldea de Rocío, lugar que habitualmente tiene algo mas de 1.600 habitantes, pero que durante la Romería llega a mas de un millón.

Actualmente todo el pueblo está dedicado a este evento, siendo la mayoría de las casas, muchas de ellas sede de las diferentes hermandades, dedicadas al alquiler para los romeros, que llegan de todo el mundo. Toda la aldea tiene las calles de arena, para facilitar el camino a los muchos caballos y caballeros que llegan a ella en esas fechas, así como a las carretas arrastradas por animales de tiro.

Tanto la propia ermita, como el pueblo, conjunto urbano trazado a escuadra, con casas blancas de uno o dos pisos, son pintorescos y bien cuidados.

El lugar donde esta emplazada la aldea fue una parte del coto de caza del rey Alfonso X, y es muy bonito, con las marismas de la Rocina, que le dieron nombre a la advocación mariana, tranformando Rocina en Rocío.

Como durante nuestra visita al Coto de Doñana, las marismas estaban casi secas, las que vimos con mas agua fueron las de la aldea del Rocío, en las que había flamencos y otras aves acuáticas.

La Ermita o Santuario de Nuestra Señora del Rocío, alberga la imagen de la Virgen del Rocío, que según la leyenda, se apareció a un cazador, en medio de un bosque, que el hombre desbrozo en honor al hallazgo, y posteriormente fue edificada una primera ermita para albergar la imagen en 1.270, pocos años después de la reconquista de estos territorios por Alfonso X el Sabio, en 1.262.

La ermita ha tenido diferentes edificios en las marismas de la Rocina; la primera ermita, reparada y modificada a lo largo de los siglos, se conservo hasta del terremoto de Lisboa de 1.755, que la dejo en ruinas; la imagen de la Virgen tuvo que ser trasladada a Almonte, como ha sucedido varias veces en su larga historia.

Hubo después otra ermita de mayores dimensiones, hasta que, ya en el s. XX, monseñor Cantero Cuadrado, primer obispo de la nueva diócesis de Huelva, tuvo la idea de construir un Santuario, en consonancia con la importancia que había adquirido la Romería del Rocío.

Expresado en sus propias palabras:

" ...es llegada la hora de ofrecer a la "Blanca Paloma" un templo mas digno, en consonancia con la devoción rociera; que sea como un cortijo andaluz, con su cal, sus colores blancos y con la riqueza sencilla necesaria y conveniente para su culto y para la agradable estancia de cuantos acudan a implorar los favores de la Santísima Virgen..."

La idea fue bien acogida en Almonte, que de acuerdo con la Hermandad Matriz de Almonte, acordó levantar un nuevo y mas amplio Santuario.

El proyecto fue encargado a los arquitectos Balbotín de Orta y Delgado Roig, siendo inaugurado el 12 de abril de 1.969.

El espectacular retablo del Santuario también es nuevo. A lo largo del tiempo los retablos se han ido sucediendo, desde la sencilla peana sobre la que estaba la imagen de la Virgen, en la primera ermita del s. XIII, a la que siguió el retablo instalado en el s. XVIII, que se compro al convento de religiosas de Nuestra Señora de los Reyes, de Sevilla, y que fue destruido por el terremoto de 1.755, hasta el siguiente, también del s. XVIII, que duro hasta la construcción del nuevo templo, inaugurado en 1.969, aunque las obras continuaron hasta 1.980.

El retablo que hoy podemos contemplar, fue diseñado por el erudito don Juan Infante Galán, que se inspiro tanto en retablos antiguos, como en el anterior de la propia ermita, del s. XVIII.

La obra requirió la colaboración del escultor Manuel Carmona, así como de otros artistas, como tallistas, carpinteros, marmolistas, orfebres y arquitectos, para culminar con esa obra de arte digna de admiración, que luce como una joya, no acorde con alguna de las corrientes artísticas de nuestra época, pero obra de arte admirable, al fin.

En cuanto a la imagen de la Virgen, es una talla policromada, probablemente del s. XIII. Habitualmente está vestida de ceremonia, como Reina de los Cielos. Cada siete años se viste de pastora para peregrinar a Almonte.

Además de la Romería del Rocío, todos los domingos del año, se suceden en la celebración de la misa, las hermandades, que van haciéndolo por turnos. Las Hermandades llevan a su propio sacerdote celebrante, su grupo de música y sus cantantes, que interpretan desde la tribuna la misa, y cantan al final de la misma la Salve rociera, de gran emotividad.

Nosotros asistimos a esta misa rociera. El templo estaba totalmente abarrotado de fieles, que dentro de lo posible, con tan grande cantidad de gente, seguían la misa con devoción.

Una parte del presbiterio estaba ocupada por los Hermanos Mayores y por las banderas e insignias de la Hermandad que tenia la misa asignada ese domingo.

Después de la ceremonia, nos reunimos con nuestro grupo, y todos montamos en diferentes carretas, tiradas por mulas, para dar un paseo por la Aldea.

Era el mes de febrero y aunque el sol lucia con todo su esplendor, no calentaba casi nada, de manera que el paseo en carreta por el perímetro urbano y seguidamente campestre, se convirtió, casi, en un suplicio helado. ¡Qué frío pasamos!

Finalmente llegamos a una parada, donde había alguna carreta engalanada como las que van en la Romería, y una barra donde nos sirvieron rebujito, que nos vino bien para combatir el frío.

Esa bebida, rebujito, que lo que tiene de bueno es únicamente el nombre, es un invento moderno de vino amontillado mezclado con alguna soda, que solo en las condiciones heladas en las que estábamos, me trague, porque no me gusto nada de nada. Sin embargo, creo que ahora es muy popular en Andalucía.

Las vuelta al pueblo, fue de la misma manera en que habíamos llegado, es decir en las carretas, y aunque penosa, lo fue menos, pues la temperatura se había suavizado con el transcurrir de las horas, y pasamos algo menos de frío.

La comida la hicimos en un restaurante del hotel del pueblo, que no se si era el único. Dentro de los que son estas comidas, no estuvo mal del todo.

A los postres un grupo rociero, de dos hombres que cantaban y tocaban la guitarra, y cuatro chicas, tres de las cuales bailaban y una cantaba, se dedico a amenizarnos la sobremesa.

Aunque no soy ninguna experta, me parece que el nivel de los bailes, era mediano tirando a bajo en ese tipo de espectáculos; los cantaores me gustaron más, pero, en conjunto, era muy animado y con un poco de buena voluntad se podía disfrutar convenientemente.

Algunos que habían estado en la Romería, nos hablaron de la emoción y devoción que se respira en esas fechas, pero nos tuvimos que conformar con esta visita fuera de tiempo, que sin embargo nos gusto mucho.

domingo, 25 de marzo de 2012

Parque Nacional de Doñana

Hoy íbamos a conocer uno de los lugares mas interesantes de la zona de nuestra residencia: el Parque Nacional y el Parque Natural de Doñana, gran espacio natural protegido que rodea por todos lados a Matalascañas, puesto que este pueblo turístico está construido en terrenos que fueron del parque.

Era una excursión de medio día, así que aprovechamos la mañana para pasear de nuevo por el largo paseo marítimo de Matalascañas, escogiendo la otra mano que el día anterior, es decir en dirección a Cádiz. El paseo es tan largo que no llegamos al final. Tiene partes mas anchas y mejores que otras. Las construcciones también son dispares, desde apartamentos de poca altura, bien retranqueados del paseo, como bloques mas próximos al mismo, que lo afean considerablemente.

El sol lucía sin ninguna nube, y todo el cielo resplandecía con la luz propia de estas latitudes, que no he visto en ningún otro sitio.

Después de comer salimos hacia Doñana, utilizando para visitar el parque unos microbuses todoterreno, ya que la mayor parte del trayecto se realiza por la arena. Primero por la propia playa, de la que recorrimos unos seis km., después por las dunas y el parque.

El coche daba unos tremendos saltos; subía y bajaba por la arena, pero todo eso valió la pena.

Doñana, está situado en la desembocadura del río Guadalquivir, se extiende por las provincias de Sevilla, Cádiz y Huelva, que es en la que tiene mas extensión. Creado como Parque Nacional en 1.969, está rodeado, a su vez, por el Parque Natural (pre-parque) creado en 1.989 y ampliado en 1.997, para aumentar la protección, comprendiendo en total, cerca 105.000 ha.

La mayor parte de su territorio es de origen fluvial, pero el mar también tiene protagonismo en su formación, estando influenciado por el Océano Atlántico y aunque, un poco mas lejano, por el mar Mediterraneo.

La variedad de sus ecosistemas, que veremos mas tarde, y los cambios climáticos de las estaciones, hacen que tenga una enorme biodiversidad.

Es un gran espacio natural, con una amplia extensión de marismas, donde hivernan numerosas especies de aves acuáticas, que pueden llegar a los 200.000 individuos, de mas de 300 especies.

Su nombre proviene de la duquesa doña Ana Gómez de Silva y Mendoza, esposa de don Alonso Pérez de Guzmán, VII Duque de Medina Sidonia, familia que fue propietaria de mas de la extensión de la provincia de Huelva, durante mas de 300 años.

El gran territorio fue destinado, sobre todo, a la caza, para la cual se introdujeron algunas especies no autóctonas, como el gamo, y se construyo un palacio o pabellón de caza, "Las Marismillas".

Tanto fue el uso cinegético que dio la casa de Medina-Sidonia al parque, que la primera estrofa de la Fabula de Polifemo y Galatea, que el gran poeta del Siglo de Oro Góngora, dedico al conde de Niebla, le pide que interrumpa esta actividad para escuchar sus versos.

Huésped ilustre del Coto fue el rey Felipe IV, que participo durante días, acompañado de una gran corte, en cacerías y banquetes, a cuenta del IX duque de Medina Sidonia, don Gaspar Pérez de Guzmán.

Otro huésped ilustre fue el gran pintor Francisco de Goya, invitado por la Duquesa de Alba, doña Cayetana de Silva, esposa del XV Duque de Medina Sidonia, don José Alvarez de Toledo, su mecenas. Durante su estancia compuso el Álbum de Sanlucar, una colección de dibujos, y realizo, al parecer, la maja vestida y la maja desnuda.

Mas visitantes, entre cazadores y naturalistas se interesaron por el parque, dándolo a conocer en Europa, y haciendo ver la necesidad de su conservación y estudio.

En 1.900, el XIX Duque de Medina-Sidonia, don José Alvarez de Toledo y Caro, se convirtió en el último duque propietario de Doñana, al vender la finca, que estaba en completo abandono y ruina, al industrial don Guillermo Garvey, el cual, con una excelente gestión, la doto de nuevo del esplendor que hoy conocemos.

Después de diversos avatares y dueños, fue declarada Parque Nacional en 1.969 y preservada, desde entonces, de aventuras inmobiliarias y turísticas que hubieran acabado con este espacio natural privilegiado y único en Europa.

Doñana cuenta con cinco ecosistemas diferentes.

  1. Playa
  2. Dunas
  3. Marismas
  4. Ver
  5. Bosques

Fue declarado Patrimonio de la Humanidad, por la Unesco en 1.994.

Veamos ahora, uno por uno, algo estos ecosistemas.

Una vez en el minibus todoterreno, recorrimos el primero de los ecosistemas, la playa, por la que circulamos durante unos seis km, de los treinta que tiene la playa del parque, con el brillante sol sobre el agua, por la derecha y las dunas vírgenes por la izquierda.

Todavía hay unos cuantos habitantes en el recinto del parque. Gente que vivía allí antes de ser declarado espacio protegido. Muchos se han ido marchando, a lo largo de los años, pero todavía quedan alrededor de media docena de familias. Tuvimos ocasión de ver alguna de sus viviendas, con aspecto de chabola, pero con antenas parabólicas y placas solares.

Pueden vivir allí todo el tiempo que deseen, pero tienen prohibido aumentar o reparar cualquier parte de la vivienda con obra de mampostería, lo cual contribuye al aspecto desastrado. Su medio de vida es el marisqueo, y en menor medida la pesca.

Pasamos cerca de otra torre defensiva, de siglos pasados, como las que hay de trecho en trecho por toda la costa, bien alta, pues no se vio afectada del derrumbe que provoco la caída de la torre de Matalascañas, durante el terremoto de Lisboa, de 1.755.

El todoterreno giro, después, para adentrarse en las dunas.

Este ecosistema es el que mas me intereso y fascino, ya que no sabia practicamente nada del sistema dunar.

Las dunas ocupan un amplio territorio en Doñana. Son acumulaciones de arena fina, generadas y regidas por el viento del suroeste, que sopla casi constantemente en el litoral de Doñana.

Cuando el viento tiene, como es el caso, una dirección dominante la duna adquiere forma de C, con la parte convexa en contra del viento, y movidas por él van avanzando, en lo que se llama Trenes de dunas, cambiando el paisaje y provocando el enterramiento de los arboles, sobre todo pinos, y matorrales, que crecen en las partes bajas y huecas que dejan las dunas, en lo que llaman corrales, y que acaban muertos. Este es uno de los fenómenos mas característicos de la zona de playa del parque.

Estas dunas se llaman moviles, en contraposición con las dunas que han quedado fijadas por arboles, generalmente pinos, que les impiden moverse, y que se llaman dunas fosiles.

Bajamos del bus en medio de las dunas, que son un gran espectáculo, por sus formas y colores.

Los corrales de pinos y matorrales estaban preciosos y... tan verdes; parece mentira que la arena pueda con ellos, tal se diría que esta viva.

Seguimos recorriendo el parque, hasta llegar a las marismas.

Aquí no tuvimos suerte pues por la larga sequía, que se ha prolongado durante todo el invierno, las marismas estaban casi secas, o al menos, aparentemente. Por lo tanto, además de que el paisaje era desolador, había pocas aves acuáticas a la vista, algunos patos, en algunos pequeños charcos y algunos flamencos a lo lejos.

Estas son ejemplo de lo que hay en las marismas, cuando están llenas de agua.

Atravesamos también varios bosques de pinos. En un claro de uno de ellos está el pabellón, llamado palacio de Las Marismillas,

que no es particularmente bonito. El otro palacio, el Acebrón, que no vimos, está en la zona del parque que no se visita, dedicada al estudio y conservación de este espacio natural.

Mientras transitábamos por los bosques y prados vimos algunos ejemplares de la fauna del parque, sobre todo gamos y algún ciervo y jabalí.

Tampoco tuvimos suerte con uno de los animales emblemáticos del parque: el lince ibérico. Este precioso felino autóctono, especie protegida por hallarse en peligro de extinción, es difícil de ver, según nos dijo el guía, y eso fue lo que paso, no lo vimos.

Para que se vea la belleza de este felino, pongo estas fotos que por supuesto, no son mías. ¿A que parece como si se hubiera maquillado para una fiesta de disfraces?

Tampoco nos fue dado ver al otro "habitante" emblemático de Doñana, todavía mas difícil de avistar que el lince: al águila imperial.

Hay también en el parque una cierta cantidad de animales domésticos, sobre todo caballos y vacas, que pastan allí a sus anchas, en una casi libertad. Digo casi, pues tienen dueño, que los controla.


En el Parque hay también una gran variedad en la flora, dada su gran biodiversidad. Muchas de ellas no son autóctonas, como p. e. los pinos. El pino piñonero, especie muy abundante en el parque, fue traído aquí para fijar el suelo, en el s. XIX y es hoy día un elemento importante del paisaje. Como especies autóctonas estaban las sabinas y el enebro, que hoy día son pequeños matorrales minoritarios.

Hay bastantes eucaliptos, que están siendo eliminados, y adelfas, destinadas, también, a desaparecer. Nos contaron que las adelfas fueron plantadas, como planta decorativa, por los duques de Medina- Sidonia, para conseguir arbustos con flores, en las ocasiones en que venían a cazar los reyes y su corte.

Por el bosque hay señalados unos senderos, que son utilizados una vez al año, por las Hermandades de la Virgen del Rocío, que vienen de Cádiz y de Sevilla, atravesándolo, para asistir a la Romería del Rocío, en la que se concentran en la Aldea del Rocío, en el municipio de Almonte, mas de un millón de personas, durante la celebración, cincuenta días después de la Pascua de Resurrección, el día de Pentecostés. Por esos senderos transitan las carretas cargadas de romeros, ataviados con trajes regionales, y también gran cantidad de gente a caballo, en carreta y andando.
                                                       

Gran fiesta tradicional y popular, que no deja de ser un atentado ecológico, por los destrozos que supone para el parque y la gran cantidad de basura que se acumula esos días.

Por último llegamos hasta el final del parque en la ribera del río Guadalquivir. Enfrente teníamos la provincia de Cádiz. Se podía ver la gran anchura del río y Sanlucar de Barrameda.

En esta parte se encuentra el Poblado de La Plancha, construido como se cree que fue en tiempos de los últimos pobladores antiguos de Doñana "gentes arcaicas, dotadas de inmemorial sabiduría para dominar la naturaleza", como las describe el escritor Caballero Bonald.

El poblado de chozas, se halla en un bosquecillo de pinos que han tomado formas curiosas debido al viento de la zona.

Volvimos a Matalascañas por la playa, en una carrera fantástica del todoterreno, que parecía, no un vehículo terrestre, sino acuático pues iba dentro de la ola de la orilla, de tal manera que el agua salpicaba con frecuencia en el parabrisas.

Nuestra ultima parada fue en el centro de Interpretación del Acebuche, que esta muy bien montado, pero que no nos fue de demasiada información.

Con el paseo por el interior del parque habíamos quedado mejor informados que de cualquier otra manera.